El envolverse con la Santa Muerte es espiritualmente peligroso y de ninguna manera es Católica. Debe evitarse por completo. Es una perversión de la devoción a los santos.
En 2013, el Cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, denunció la práctica de la Santa Muerte como “siniestra e infernal.” Él lo llamó una “blasfemia de la religión.”
El culto de la Santa Muerte se ha relacionado con los carteles de drogas violentos y asesinatos brutales rituales. Aunque es popular en las cárceles Mexicanas, tiene seguidores en muchos ámbitos de la vida en México y en algunas partes de los Estados Unidos. El santuario principal de la Santa Muerte está en Tepito, Ciudad de México.
Hay que distinguir los verdaderos santos de los falsos santos y supersticiones. Santos auténticos son los que se encuentran en la Biblia y los que han pasado por el proceso oficial de beatificación y canonización por el Vaticano. La Santa Muerte no es uno de ellos.
En lugar de pedirle a la Santa Muerte por protección o favores, debemos de entregar nuestra vida a Jesucristo, arrepentirnos de nuestros pecados, hacer una Confesión sincera, seguir los mandamientos de Dios, y confiar en la gracia de Dios. Católicos y otros Cristianos deben deshacerse de cualquier estatuas, velas, u otra parafernalia de la Santa Muerte.
En su Resurrección, Jesucristo venció a la muerte. Por medio de nuestro Bautismo Cristiano, participamos en su victoria.