La retórica y las acciones de los líderes de ISIS se centran en lo que los separa de los demás. Con crueldad descorazonada, atacan y destruyen todo lo que es diferente de sí mismos. Si todo el mundo actuara de esa manera, la raza humana se autoexterminaría en un tiempo muy corto.
Aquí en los Estados Unidos, estamos en un año electoral. Parece que este año electoral está trayendo aun más de lo normal de insultos en el discurso político, con algunos candidatos encontrando más que nunca formas coloridas para hablar mal de sus oponentes. Esto ocurre en todos los niveles - local, estatal y nacional. Sin embargo, mientras que ridiculizar o demonizar al oponente es una herramienta frecuente de ciertos políticos, no es la manera correcta para que un Cristiano se comporte.
Es importante que nosotros hablemos en contra de la injusticia y que corrijamos el error. Sin embargo, las palabras que usamos a veces pueden hacer más daño que bien. En Efesios 4:15, San Pablo nos anima a “hablar la verdad con amor.” Él no dice de hablar la verdad con crueldad o con animosidad. Las enseñanzas sociales de la Iglesia Católica dicen que debemos buscar el bien común, en solidaridad, respetando la dignidad de cada ser humano.
La solidaridad es una actitud que se enfoca en cómo estamos conectados a los demás, no importa qué tan lejos o qué diferentes se parezca. Si estamos viviendo en un espíritu de solidaridad, cada vez que alguien está sufriendo, en cualquier parte del planeta, es importante para nosotros.
Una persona que vive a cabo la enseñanza social Católica es una persona que defiende la dignidad de cada ser humano, desde el Indio intocable en las cunetas de Calcuta, al adolescente en Honduras que es amenazado con violencia si no se une a una mara local, al joven de color en los Estados Unidos que recibe un disparo por el color de su piel, a la chica Yazidi en Irak, que se vende como esclava sexual porque su religión es diferente a los de sus vecinos poderosos, al pequeño bebé en el vientre que parece ser inconveniente para nosotros.
Como Cristianos Católicos, estamos llamados a vivir nuestra fe con valor, con mucho gusto estar dispuesto a dar razones de nuestras creencias y prácticas. Debemos buscar maneras de colaborar constructivamente en los asuntos de interés común con los de otras religiones y culturas, respetando las diferencias entre nosotros y ellos, y celebrando lo que tenemos en común. En un mundo cada vez más interconectado, la unidad en la diversidad es la estrategia de nosotros quienes preferimos que la raza humana crezca y sobreviva.
Los adultos tienen la responsabilidad de dar buen ejemplo a los jóvenes, por lo que dicen y lo que hacen. Observando cómo actuamos, los niños imitan la forma en que tratamos a aquellos con los que no estamos de acuerdo.
Nuestro discurso debe estar marcado por la cortesía y el respeto, usando palabras para sanar en vez de destruir, para alentar en vez de degradar. Nuestro humor no debe provocar la risa a costa de la dignidad de otra persona. Chistes de carácter racista, misógino, o cruel no tienen cabida en los labios que reciben el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo.
Palabras irrespetuosas conducen eventualmente a las acciones irrespetuosas. Palabras violentas conducen en fin a los comportamientos violentos. El divisionismo es una señal de una situación que está cerrada a la acción del Espíritu Santo. La unidad es un signo de una situación en la que el Espíritu Santo está activo.
En este Año de la Misericordia, haremos bien en elegir nuestras palabras sabiamente. San Pablo da un buen consejo en Efesios 4:29-32: “No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que ayuden a crecer y traigan bendición a quienes las escuchen. No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé completa salvación. Echen fuera la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense unos a otros, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.”