Cuando yo era un niño, el Domingo de Pascua era un día para recibir una canasta llena de dulces del Conejo de Pascua, vestirme muy especial para la Misa, y disfrutar de una buena comida con mi familia. Desde mi punto de vista joven, la mejor parte fue el conejo de chocolate hueco. Me gustaba especialmente morder las orejas.
A medida que pasaron los años, llegué a saber que el verdadero significado de la Pascua no se trata de Peter Cottontail, conejos de chocolate, o de Peeps de esponja.
El significado de la Pascua es que Jesucristo ha resucitado de entre los muertos. Él fue abandonado por la mayoría de sus seguidores, públicamente humillado, torturado, dado a muerte en la Cruz, colocado en la tumba, y por toda apariencia parecía que todo estaba perdido. Todo el mundo pensaba que la experiencia Cristiana se había terminado. Tumba sin vida. Fin de historia.
Pero Dios es un Dios de sorpresas. Jesucristo fue resucitado a una nueva vida en la mañana de Pascua.
María Magdalena fue una de los muy pocos seguidores de Jesús quien habían permanecido fieles a él hasta el final. Ella nunca se escapó, ni lo negó, ni lo traicionó.
Ella tuvo el valor de permanecer fiel a Jesús durante su Pasión, aunque le costara un tremendo sacrificio. Y ella tuvo el privilegio de ser el primer discípulo de encontrarse con el Señor Jesucristo resucitado en la mañana de Pascua. Así que María Magdalena fue el primer testigo de la Resurrección.
Una de las formas más importantes de arte Cristiano es el icono. Los iconos son típicamente tablas planas cuales han sido piadosamente pintadas con imá- genes sagradas de Cristo o los santos. Es muy curioso que, cuando María Magdalena se representa en iconos, tradicionalmente se muestra sosteniendo un huevo en su mano. ¿Por qué un huevo?
El huevo en esta imagen proviene de una tradición piadosa con relación a María Magdalena. Según la historia, en el tiempo de la Iglesia primitiva, María Magdalena, de alguna manera u otra, pudo asistir a un banquete ofrecido por el Emperador Tiberio César.
Una de las cosas que se sirvió en el banquete fueron huevos. En un momento determinado, el emperador se acercó a María Magdalena, mientras que ella sostenía un huevo blanco normal en su mano. Cuando se encontró con el emperador, ella audazmente proclamó: “¡Cristo ha resucitado!”
El emperador se río y dijo que el que Cristo se resucitara de entre los muer tos era tan probable como que el huevo en su mano se convirtiera en color rojo mientras que ella lo mantuviera en su mano. Antes de que terminara de hablar, el huevo en la mano de ella se convirtió en un rojo brillante, y ella continuó proclamando la fe Cristiana a todos quienes estaban en la fiesta.
Nuestra costumbre de colorear los huevos de Pascua tiene su origen en aquella antigua historia. Como resultado, el huevo es en realidad un excelente símbolo del verdadero significado de la Pascua - mucho mejor que un conejito o grama de plástico o chocolate.
Piénsalo. Si nos fijamos en la parte exterior del huevo, parece bastante muerto. Tiene una cáscara dura sin vida, como una piedra. Desde el exterior no se nota, pero realmente hay vida allí. Con tiempo, el pequeño polluelo picotea su camino hacia fuera, y emerge lleno de vida.
Por lo tanto, la cáscara dura de un huevo simboliza la tumba de Cristo, y el agrietamiento de la cáscara y la emergencia de una nueva vida simboliza su Resurrección de ante los muertos en la mañana de Pascua.
A medida que experimentamos el tiempo de Pascua este año, propongo que aprendamos a mirar la realidad con “Ojos de Pascua.” Lo que llamo Ojos de Pascua es la habilidad de ver cualquier situación, no importa que problemático aparezca, a través de la perspectiva de la Resurrección, y ver que hay vida oculta en esa situación. He aquí unos ejemplos:
En la Diócesis de San Ángelo tenemos muchas prisiones. Al exterior, uno pasa por en frente de una prisión y se miran las paredes, las cercas, y el alambre de púas, y parece un lugar bastante muerto, sin vida. Por supuesto, las cosas no son fáciles en una prisión. Hay la soledad, el abandono, la desesperación, e incluso el abuso. Sin embargo, mi experiencia de ministerio en prisiones me ha demostrado que, dentro de los límites de esas paredes, también hay mucha vida.
Los que están en la cárcel son seres humanos con corazón y alma y mente. La gracia de Dios está obrando en sus vidas, especialmente a través de la dedicación de los capellanes y voluntarios que van para rezar con ellos allí. La conversión sucede, Dios toca los corazones, las amistades se forman, y las vidas cambian. Muchos utilizan su tiempo al máximo por medio de la lectura espiritual y el estudio de la Biblia. Algunos sirven como mentores de otros presos que están en busca de significado en sus vidas. Los presos a veces son capaces de participar en el Rito de Iniciación Cristiana de Adultos, unirse a la Iglesia, y recibir los Sacramentos.
Debido a esta experiencia de los frutos positivos del ministerio en las cárceles, cuando veo a una prisión, puedo decir, “allí hay vida,” detrás de esas paredes sin vida. Eso es mirar a través de los Ojos de Pascua.
Aquí está otro ejemplo. Por toda nuestra diócesis hay hogares de ancianos y centros de vida asistida. Hay muchos cleros y voluntarios fieles que visitan regularmente a los residentes allí. Esta obra de misericordia exige mucho amor y paciencia, pero le recomiendo darle una oportunidad.
En mi experiencia de visitar a los residentes de hogares de ancianos, he encontrado que, a pesar de que llevan muchas cargas debido al envejecimiento y la enfermedad, podemos mirar en sus ojos y decir honestamente, “¡Dentro de ahí, hay vida!” Hermoso, único, y precioso. Eso es mirar con los Ojos de Pascua.
Me gustaría ofrecer un ejemplo más. Una noche estaba asistiendo a un banquete de recaudación de fondos de caridad en un hotel de lujo. En la mesa junto a mí estaba una pareja de mediana edad, juntos con su hija adulta. Ella tenía una condición médica grave, y ella era incapaz de hablar o sonreír o incluso alimentarse por sí misma. Sus padres amorosamente le daban sus alimentos por cuchara, limpiando su cara después de cada bocado.
En medio de ese banquete lleno de gente, parecía que, para su hija, simplemente estar allí era una tremenda lucha. Su mamá y papá con paciencia, con atención, con toda tranquilidad la alimentaron, en un evento de alta sociedad llena de un montón de personas vestidas con trajes finos y vestidos elegantes.
¿Por qué harían tal esfuerzo? Porque podían mirarla con los Ojos de Pascua de Cristianos, y saber que, en el interior de su cuerpo paralizado, escondida detrás de su rostro inexpresivo, silenciosa pero real, se encontraba su maravillosa hija querida.
Dentro de ahí hay vida.
Debido a la victoria de Jesucristo en la mañana de Pascua, podemos ver las situaciones de nuestra vida con una nueva perspectiva - la familia, el matrimonio, los hijos adolescentes absorbidos en su telé- fono celular, el vagabundo de la esquina, y nuestro propio dolor.
Si miramos cuidadosamente y arduamente, quietos y tranquilos, con paciencia, con suficiente fe, esperanza y amor, Dios nos permitirá descubrir que hay una chispa de vida, incluso en circunstancias aparentemente graves. Esa es una forma muy Cristiana de entender las cosas, y eso es mirar con los Ojos de Pascua.